jueves, 27 de enero de 2011

LA GRIPE DEL CRECIMIENTO

Es bien conocido que a los niños, después de estar enfermos, se les dice que "han crecido", que han dado un "estirón", ¿verdad?



Tod@s recodareis vuestra infancia, y las enfermedades típicas que "hay que pasar", como el sarampión, la varicela, ...., y otras muchas que ahora no recuerdo.

Lo pasabas fatal, y aun así tenías que escuchar la frase típica  de "Venga hij@! que estas creciendo", que casi te daban ganas de decir "Oye, que me quedo como estoy, que no quiero crecer más..."


Y luego, cuando ya estabas bien, recién curado de la enfermedad, y te encontrabas con tu tía, te decía "Estás más alt@! Vaya estirón que has dado..."   Y entonces, te sentías orgullos@, y feliz, porque ya estabas bien, ya habías pasado la enfermedad, y tenías tu recompensa, bien reconocida por los demás.

Pues bien, pasó la infancia, la pubertad, y llegamos a ser adultos....
Ya no vamos a ser más altos, se nos pasó la fase de ese "crecimiento". Eso está claro.
Más ahora llega la fase de otro crecimiento, que no es el del cuerpo físico, sino el del espiritual.

Ahora, estamos en el momento de crecimiento personal, de ampliar nuestro campo de visión, de darnos cuenta de nuestros "mecanismos" desarrollados por el ego, nuestras "neurosis", y ser capaces de vivir con ello, sin entrar en la culpa ni el resentimiento, aceptándonos, y aprendiendo a querernos tal y como somos. En definitiva, es la hora de crecer espiritualmente. Y al igual que cuando fuimos niñ@s, tuvimos que pasar por enfermedades bien distintas, en nuestro crecimiento personal, también pasaremos por "otras enfermedades", diferentes también entre ellas.

¿Qué quiero decir, al decir "enfermedades"? Quizás estas pensando que te dolerá la cabeza, o cogerás anginas, ... ¡Pues no!  me refiero, a que al igual que de niñ@s, para crecer físicamente tuvimos de "sufrir" dolencias físicas, ahora, en nuestro crecer espiritual, tendremos que padecer dolencias emocionales.

Y es que en todo crecimiento, hay un coste y una posterior recompensa.

Y  el crecimiento personal, no es fácil, si no todo lo contrario. Porque estamos tan arraigados a nuestro ego, que es muy duro darte cuenta y aceptar, cosas de uno mismo que no nos gustan. Y mucha gente no es capaz ni de comenzar este crecimiento. Cuando se les da la oportunidad de aprender, desconfían, tienen miedo, y se quedan paralizadas. Y otras, al comenzar, abandonan por la dureza.

Más el poder está dentro de ti. Eres capaz, aunque sea muy duro.Ya lo hiciste de niño en el nivel "físico". No te precipites en el camino, tómate tu tiempo, y no quieras ver "resultados" antes de pasar por esos "males" del crecimiento.


Y verás, ¡¡qué maravilla de recompensa!! Serás más "tu" que nunca. El beneficio será mucho mayor al coste, te lo aseguro.

¡Animo!  Y .......   "¡Venga hij@! que estás creciendo"

sábado, 8 de enero de 2011

EL NIÑO QUE HAY EN TI

Estas fechas tan especiales para todos los niños, que esperan con gran ilusión la visita de los Reyes Magos, me hace recordar la importancia de tener en cuenta a nuestro niñ@ interior cada minuto de cada día que vivimos.

Cuando fuimos niñ@s, en algún momento (o en muchos), nuestras necesidades no fueron cubiertas. No se trata de buscar culpables, ni mucho menos. Nuestros padres o cuidadores, simplemente no supieron, no pudieron, o no quisieron, satisfacer a ese/a niñ@, lo que nos hizo "arrastrar" esa/s necesidad/es a nuestra vida de adulto.

Dicen los expertos en psicología, que en nuestro interior tenemos 3 figuras: el padre, el niño, y el adulto.  El padre, son las normas que nos impusieron de niños. El niño, son las ganas de vivir, aprender y jugar, nuestros deseos. Y el adulto, es lo que somos hoy, personas con capacidad de entendimiento y resolución de problemas.
Pues bien, existe una constante "lucha" entre el niño y el padre. Y el adulto es el que está en medio. El que tiene el poder de decidir entre las NORMAS o los DESEOS. Ese eres tu.

Nunca nadie va a entender, y acompañar al niño, como lo harás tu mismo. Ninguna otra persona es capaz de satisfacer sus necesidades. Ni tu pareja, ni tu familia, ni tus amigos, lo conocen tan bien como tu mismo. Nadie lo protegerá de sus miedos y temores de niño, tan solo tu.

Ahora que eres adulto, tienes la capacidad de consolar a ese niñ@, de darle el valor que necesita, de satisfacer aquella necesidad que quedó pendiente. De ACOMPAÑARLO, y darle lugar en tu día a día.

Es el momento de buscar en tu interior a ese niñ@. De recordar qué te gustaba hacer en tu infancia, cuales eran tus ilusiones, deseos, necesidades, y averiguar si tiene alguna herida abierta.
Es tu cometido, y solo tuyo.  Al fin y al cabo es una parte tuya, que si está olvidada, te hace estar incomplet@.

Busca tus viejos juguetes, pregunta a los mayores cómo eras de niñ@, .. lo que sea con tal de recordarte bien a ti mismo.


Cuando por fin lo encuentres, y lo lleves de la mano, ese niñ@ será capaz de darte la ilusión perdida. Y vivirás la vida de un forma más espontánea e inocente. Más positiva y felíz.
Es el momento de darle lugar a esa parte de nosotros que está bastante olvidada.

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