martes, 4 de diciembre de 2012

LA FABULA DE LA VACA

Caminaba el discípulo con su maestro, cuando la tormenta se les vino encima y ya estaba anocheciendo.

Entonces, encontraron una granja en la que vivía una familia muy pobre, la cual les brindó pasar allí la noche.
Esta familia, solo disponía de una vaca. Con la que se abastecían. Era su único sustento de vida.

Cenaron con los pocos alimentos que tenía aquella familia.  Y les ofrecieron las mejores camas.  

A la mañana siguiente, al levantarse todos, descubrieron que la vaca estaba muerta. ¡Qué horrible desgracia! Aquella familia no tenía nada más para sobrevivir!!  Sin la vaca morirían de hambre todos....

El discípulo le pidió al maestro que les ayudara. Que lo había visto hacer muchas cosas por otras personas no tan buenas, y que éstas lo merecían más que nadie. 

Pero el maestro no hizo nada. 

Según caminaban a su destino, el discípulo no lograba entender a su maestro. Y una y otra vez le repetía lo mismo. "No entiendo por qué no les has ayudado...." 

El maestro ya cansado de escuchar a su discípulo le contesto: "Sabes cómo murió la vaca? La maté yo" 

Y el discípulo no lograba articular palabra...  ¿Cómo podía haberles hecho eso tan cruel su maestro? No lo podía entender... Y se enfadó mucho, y también se puso muy triste...  

Pasó el tiempo, y el maestro volvió con su discípulo a esta granja. Y observaron que aquella familia que antes era muy pobre, ahora vivía en la abundancia. Tenían una gran cosecha de verduras, gallinas, caballos, cerdos, ....  
El discípulo no podía creer lo que estaba viendo. Y le preguntó al padre de familia cómo habían logrado tener todo aquello. 
Entonces, el buen hombre le contó que después de morir la vaca, tuvieron que ingeniárselas para sobrevivir. Y que a raíz de ello, descubrieron que se les daba muy bien hacer otras cosas aparte de mantener una vaca. 

Entonces el discípulo comprendió a su maestro. "Lo hiciste para ayudarles. Gracias sabio maestro" 



A veces, cuando nos ocurren desgracias no nos damos cuenta que tienen una finalidad para nuestro bien. Todas las limitaciones que tenemos, son un puente para lograr un bienestar mayor. Para desarrollar nuestro potencial. Para alcanzar metas. Para aprender. Para ser mejores. Para crecer....
Un gran cambio a tu favor, solo puede llegar después de atravesar la dureza de caer.

Solo ante las vicisitudes de la vida, logramos superarnos. Resiliencia, así se llama.

Si muere tu vaca, no decaigas. Seguro encontrarás nuevas formas de sostenerte y avanzarás con más fuerza y seguridad hacia tu plenitud.

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