
Dicen los expertos en psicología, que en nuestro interior tenemos 3 figuras: el padre, el niño, y el adulto. El padre, son las normas que nos impusieron de niños. El niño, son las ganas de vivir, aprender y jugar, nuestros deseos. Y el adulto, es lo que somos hoy, personas con capacidad de entendimiento y resolución de problemas.
Pues bien, existe una constante "lucha" entre el niño y el padre. Y el adulto es el que está en medio. El que tiene el poder de decidir entre las NORMAS o los DESEOS. Ese eres tu.
Nunca nadie va a entender, y acompañar al niño, como lo harás tu mismo. Ninguna otra persona es capaz de satisfacer sus necesidades. Ni tu pareja, ni tu familia, ni tus amigos, lo conocen tan bien como tu mismo. Nadie lo protegerá de sus miedos y temores de niño, tan solo tu.
Ahora que eres adulto, tienes la capacidad de consolar a ese niñ@, de darle el valor que necesita, de satisfacer aquella necesidad que quedó pendiente. De ACOMPAÑARLO, y darle lugar en tu día a día.
Es el momento de buscar en tu interior a ese niñ@. De recordar qué te gustaba hacer en tu infancia, cuales eran tus ilusiones, deseos, necesidades, y averiguar si tiene alguna herida abierta.
Es tu cometido, y solo tuyo. Al fin y al cabo es una parte tuya, que si está olvidada, te hace estar incomplet@.
Busca tus viejos juguetes, pregunta a los mayores cómo eras de niñ@, .. lo que sea con tal de recordarte bien a ti mismo.
Cuando por fin lo encuentres, y lo lleves de la mano, ese niñ@ será capaz de darte la ilusión perdida. Y vivirás la vida de un forma más espontánea e inocente. Más positiva y felíz.
Es el momento de darle lugar a esa parte de nosotros que está bastante olvidada.
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